lunes, 1 de noviembre de 2010

Jörg Mager. El genio huraño (IV).

Éxito efímero


Jorg Mager y el Partiturophon, especializado en microtonalidad
Jörg Mager posa junto al partiturophon en 1930.
El aparente fracaso de la presentación del sphärophon en Frankfurt, no supuso un contratiempo para Jörg Mager, que siguió perfeccionando su instrumento. Patrocinado por la ciudad de Darmstadt, el Instituto Heinrich Hertz y la Radio del Reich, se le ofreció la posibilidad de disponer de un pequeño castillo a las afueras de Darmstadt, un lugar donde podría trabajar y desarrollar sus instrumentos. Mager firmó un contrato según el cual se le facilitaban y aseguraban los medios técnicos, trabajadores auxiliares y todos los materiales que fueran necesarios. El castillo había pertenecido en el siglo XVIII al primer ministro del landgraviato de Hesse-Darmstadt, el barón Friedrich Carl von Moser.

Contando con la asistencia técnica del físico y también inventor de instrumentos electrónicos Oskar Vierling, Mager continuó su trabajo con su nueva invención, el klaviatursphärophon (también llamado sphärophon II), de 1928. Grosso modo, se trataba del mismo sphärophon en el que se habían reemplazado las manivelas por dos teclados monofónicos de teclas pequeñas, que permitían al intérprete tocar ambos teclados simultáneamente produciendo un sonido duofónico. Continuaba tratándose de un instrumento esencialmente dotado para la música microtonal al que se le añadieron filtros adicionales por medio de resonadores mecánicos y altavoces especialmente construidos para él. Por vez primera, Mager diseñaba un instrumento más adecuado para la interpretación y más familiar para los músicos, que lo asimilaban más fácilmente por su gran parecido a un órgano de iglesia.

Una vez establecido en su castillo de Darmstadt y contando con el apoyo de otros músicos e inventores alemanes, Jörg Mager fundó en 1929 la Studiengesellschaft für Elektro-Akustische Musik (Asociación de Música Electroacústica), -la primera de su género a nivel mundial-, cuyo objetivo era la promoción de la música producida mediante medios electrónicos. Asimismo, es la primera vez en la historia que se tiene constancia documentada del uso de la palabra "electroacústica".

Jorg Mager tocando el Partiturophon
Jörg Mager interpretando el partiturophon.
Las investigaciones de Mager le llevaron al partiturophon en 1930, un instrumento con versiones de cuatro y cinco teclados en los últimos prototipos, que permitía al intérprete tocar cuatro o cinco voces a un tiempo, una voz (o sonido), por teclado. Tal y como lo describió el crítico e historiador Fred K. Prieberg Mager ha producido hoy un órgano con muchos registros en el que es posible tocar cuatro voces. Hasta el momento sólo existe una dificultad; esta es, que cada voz debe tener su propio teclado, así las cuatro voces deben ser interpretadas sobre tres teclados y el pedal. Por esta razón los teclados deben estar emplazados muy próximos los unos de los otros y por ello tienen las teclas pequeñas, para que el intérprete puede tocar con facilidad en varios teclados con una sola mano. Por este motivo las teclas son más estrechas que las de un órgano o un piano. Aparte de estas dificultades, que requieren un adiestramiento especial para interpretar el nuevo instrumento, es sorprendente en su infinita multiplicidad de posibilidades sonoras, por medio de la riqueza dinámica de los matices y a través de las posibilidades expresivas de los sonidos”

Mager pretendía que el partiturophon estuviera disponible en todos los hogares, idea que sin embargo germinó un lustro más tarde con la invención en Estados Unidos del órgano Hammond, un instrumento que aspiraba al mismo fin, pero en este caso consiguiendo un destacable éxito.

Programa del Festival de Bayreuth en el que tomó parte Jorg Mager
Recorte de periódico con el programa de la representación de 
Parsifal del 9 de agosto de 1931 en la que tomó parte Jörg Mager.
Jörg Mager permanecía solo defendiendo su propuesta, aunque afortunadamente el partiturophon llegó al gran público. La más significada aparición tuvo lugar el 9 de agosto de 1931 con la interpretación de los sonidos de campanas en la ópera Parsifal de Richard Wagner, dentro del marco de los festivales anuales de Bayreuth dedicados a la figura y obra del insigne compositor alemán. Winifred Wagner, nuera de Richard Wagner, y que ocupaba el cargo de comisaria del festival desde ese mismo año, le encargó personalmente a Mager la creación de esos sonidos.

Este fue, con seguridad, el momento álgido en la carrera de Jörg Mager, dado que en su tiempo suponía todo un honor tal comisión, y supone probablemente uno de los mayores reconocimientos recibidos nunca por un instrumento electrónico de parte del estamento de la 'música clásica'. Ese mismo reconocimiento no lo recibiría el trautonium hasta 25 años más tarde (en las ediciones del Festival de Bayreuth de los años 1956 y 1957). El periodista musical Otto Kappelmayer en el artículo Klingende Elektrizität (“Electricidad sonora”), en Die Musik en agosto de 1932, mencionó el entusiasmo por el partiturophon de los compositores y directores de orquesta Arturo Toscanini, y Wilhelm Furtwängler, este último, director de la orquesta en la interpretación de Parsifal el verano anterior. 

El éxito de Mager prosiguió en 1932, año en el que se cumplía el centenario de la muerte de Johann Wolfgang von Goethe. Para la celebración se le encargó a Mager música microtonal para treinta representaciones del drama teatral Faust, que tuvieron lugar en Frankfurt y Darmstadt.

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