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jueves, 12 de abril de 2012

Oskar Sala. El último artesano (IV).

El compositor Oskar Sala con el Mixturtrautonium transistorizado en su estudio de la Avenida Heerstraße de Berlín en 1992
Oskar Sala en 1992 con el Mixturtrautonium transistorizado en su estudio 
privado de Heerstraße en Charlottenburg, Berlín. Foto: Matthias Becker.
La década de los 60 fue una época próspera para Oskar Sala en la que consiguió ganarse bien la vida y al mismo tiempo obtener cierto reconocimiento por su trabajo. Sin embargo con la llegada de los 70 vendrían tiempos difíciles. 

Aunque Sala continuaría con su labor como compositor para cine, radio y televisión, y ofrecería de manera muy ocasional algún concierto, la realidad es que el número de encargos descendió de manera notable. Los proyectos cinematográficos de amigos como el director y productor Manfred Durniok continuaron llegando a su estudio con cierta regularidad, pero se hacía evidente que los buenos tiempos ya habían quedado atrás y los réditos que había conseguido el músico en los años 60 ya no volverían a repetirse.

Ciertamente fue un período difícil para el músico de Greiz, una etapa de su vida de la que jamás le gustó hablar y en la que una parte de su sustento económico y el de su esposa Käte provino de los ahorros de su época de bonanza en los años 60. Los motivos del drástico cambio en la situación eran obvios.

La aparición de los primeros sintetizadores comerciales, así como su popularización a lo largo de la década de los 70 en el campo de las bandas sonoras cinematográficas supuso un duro golpe. Sala ya no era el único que disponía de un instrumento electrónico capaz de aportar sonoridades nuevas casi al instante. En este sentido un Moog podía ser tan bueno como un Mixturtrautonium para recrear efectos sonoros y la competencia comenzaba a abundar en todos los géneros cinematográficos, en especial los que se manejaban con bajos presupuestos, como los que había abordado Oskar Sala, es decir, el cine documental, las películas industriales y los films de terror o misterio. Por si fuera poco, la rápida evolución tecnológica experimentada por los sintetizadores durante toda la década no hizo más que relegar al Trautonium hasta convertirlo en una especie de reliquia de otro tiempo. 

Por otra parte, el desdén de las 'vanguardias oficiales' de Colonia o Múnich hacia la obra de Sala y el papel anecdótico que varios autores le atribuyeron en su contribución a la historia de la música electrónica, también le hicieron un flaco favor. Si a ello se le suma que desde comienzos de los 60 el Mixturtrautonium rara vez se veía en una sala de concierto, manteniéndose lejos del escrutinio público, es lógico que todos estos factores sumieran al músico en el más completo de los olvidos.

Oskar Sala era un compositor electrónico que entendía su arte a su manera, totalmente ajeno a cualquier movimiento musical o escuela y siempre se enorgulleció de su independencia. No obstante, se encontró ante una tesitura insólita en la que no encajaba ni en la vertiente popular de la música electrónica, que desconocía por completo su existencia, ni tampoco en la más académica, que lo ignoraba o lo consideraba un anacronismo.

Sin embargo, como otras veces en el pasado, Sala volvía a estar solo, pero a pesar de las dificultades, no se amedrentó. Él era el único valedor del Mixturtrautonium y debía seguir adelante con su rutina diaria en su estudio en Mars-Film donde trabajaba largas horas creando nuevos mundos sonoros con el Mixturtrautonium en una de las escasas salidas que le quedaban para sus composiciones; las grabaciones discográficas.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Oskar Sala. El último artesano (III).


El Mixturtrautonium y el cine

 
Alfred Hitchcock en el estudio de Oskar Sala en Mars Film en 1961 bromeando con los sonidos del Mixturtrautonium
Alfred Hitchcock bromeando con los sonidos del 
Mixturtrautonium en el estudio de Oskar Sala en 1961.
La actividad concertística de Oskar Sala se detendría casi por completo en 1962. El transporte del Mixturtrautonium para una gira de conciertos era una tarea extremadamente delicada y el más mínimo accidente podía poner en riesgo el principal sustento económico del músico. Además, tras la guerra, la progresiva ausencia de conciertos que programaran obras de compositores contemporáneos creadas para el instrumento, por lo general poco conocidas entre el gran público, significó un punto de inflexión en la carrera de Sala, que le convenció de ir abandonando gradualmente la actividad concertística.

Al mismo tiempo, la mejora en las posibilidades de grabación que ofrecía la comercialización de los primeros magnetófonos y la cinta magnética a finales de los años 40 y en especial su popularización durante los años 50 hizo que Oskar Sala fuera reorientando el destino del Mixturtrautonium desde un instrumento solista de concierto a un émulo aventajado del sintetizador, especializado en la creación de grabaciones multipista, la investigación sonora y sobre todo el trabajo en el terreno de las bandas sonoras.

A comienzos de la década de los 50 ya habían transcurrido más de veinte años desde la presentación del primer prototipo del Trautonium en el film Stürme über dem Montblanc (Arnold Fanck, 1930), y Oskar Sala sólo había vuelto a trabajar para el medio cinematográfico en el cortometraje de dibujos animados Armer Hansi (1943), de Frank Leberecht, estrenado en mitad de la guerra, y que siguiendo la estética de Walt Disney narraba las aventuras de un canario después de escapar de su pajarera. Sala compondría con el Konzerttrautonium la partitura musical y los efectos sonoros, entre los que se incluía el canto del pájaro y los ruidos de la jaula. Esta película supuso un hito histórico en su día al tratarse de la primera de su género en la que se usó música electrónica, aunque este hecho obviamente pasó desapercibido para los espectadores de la época.

Sin embargo, durante la posguerra y gracias a una cierta fama adquirida por el instrumento a lo largo de los años, comenzaron a aparecer algunos productores cinematográficos que requerían los servicios de Sala y su Mixturtrautonium, y así fue como el músico comenzó a adentrarse de manera seria en el terreno de la composición de bandas sonoras, que a la postre se convertiría en su principal fuente de ingresos y de éxitos artísticos.

Una serie de compositores de bandas sonoras se interesaron en primera instancia por el instrumento. Hans-Martin Majewski lo utilizó en conjunción con la orquesta para el film Liebe '47 (1949), adaptación al cine por parte de Wolfgang Liebeneiner de la conocida obra de teatro antibélica de igual título. Con Herbert Trantow, músico con el que Oskar Sala había colaborado en 1949 en la ambientación musical de una versión para radioteatro del drama Die heilige Johanna de George Bernard Shaw en la Berliner Rundfunk, trabajaría en las bandas sonoras del largometraje de género 'krimi' Fünf unter Verdacht también conocida como Stadt im Nebel o Mord in Belgesund (Kurt Hoffmann, 1949), el drama Die Treppe (Alfred Braun/Wolfgang Staudte, 1950), y la película de fantasía Das kalte Herz (Paul Verhoeven, 1951). Ese mismo año Sala crearía los efectos sonoros de otro film de Verhoeven Die Schuld des Dr. Homma, con banda sonora de Friedrich Schröder.

Uno de los proyectos más extraños en los que se vio involucrado Oskar Sala en esos años fue el largometraje Der Rat der Götter (El Consejo de los Dioses, 1950), dirigido por Kurt Maetzig y con una banda sonora compuesta por Hanns Eisler que contó con la participación de Sala con el Konzerttrautonium. La peculiaridad de esta película propagandística, rodada en plena Guerra Fría, es que estaba producida en la República Democrática Alemana por la DEFA y llevaba implícito un claro mensaje antifascista y anticapitalista. En 1991 el sello francés Milan publicaría el recopilatorio Spur der Steine, que incluiría una suite de seis minutos en la que Eisler utilizó el Trautonium para recrear la inhumanidad presente en diversas escenas del film por medio de sonidos gélidos.

En 1952 Oskar Sala daría otro paso más en el campo cinematográfico realizando los efectos sonoros del extenso documental musical de Hermann Stöß Botschafter der Musik (Embajadores de la música), dedicado a la Orquesta Filarmónica de Berlín y a varios de sus directores, entre ellos el controvertido Wilhelm Furtwängler. Entre esos primeros trabajos también se incluían los documentales de Willy Zielke Verzauberter Niederrhein (El mágico Bajo Rin, 1953), que se recreaba en las leyendas que rodean al famoso río centroeuropeo y Verlorene Freiheit (Libertad perdida, 1956).

En la trayectoria de Oskar Sala de esa época se incluye su participación en la película infantil Schneeweischen und Rosenrot (Blancanieve Y Rojaflor, 1955), dirigida por el especialista en el género Erich Kobler, y basada en un cuento homónimo de los hermanos Grimm, en donde Sala creó música y efectos sonoros. Por su parte el documental sobre el tarot Dein Horoskop - dein Schicksal? (Tu horóscopo, ¿tu destino?, 1956), de Konrad Lustig, también destaca entre esas primeras producciones.

Pronto se hizo evidente que su estudio en la radio no era suficiente para acometer proyectos más ambiciosos, y aunque tampoco era la situación ideal, en 1956 la Berliner Musikhochschule puso a disposición de Sala unas dependencias en las que poder trabajar con su Mixturtrautonium y en donde también ofreció cursos de composición electrónica a compositores como Heimo Erbse, Herbert Trantow o Max Baumann entre otros.

martes, 22 de noviembre de 2011

Oskar Sala. El último artesano (II).

A la búsqueda del instrumento perfecto


Versión evolucionada por Oskar Sala del Volkstrautonium de 1933 fabricado por Telefunken
Un Volkstrautonium evolucionado con tres controles 
manuales, nuevos filtros y dos pedales de control que 
anticiparía futuros desarrollos. Foto: Deutsches Museum.
La audiencia con el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels surtió el efecto deseado y pronto le llegó a Trautwein a través de Telefunken, el encargo oficial de la Radio del Reich para la realización de un nuevo Trautonium completamente equipado, con el que los presentadores del programa radiofónico "Allerlei von Zwei bis Drei", Otto Dobrindt y Herbert Jäger estaban deseosos de contar.

No obstante, Friedrich Trautwein había asumido un nuevo cargo como profesor de acústica en la Universidad de Berlín y no disponía del tiempo necesario para acometer un proyecto de tal envergadura. Ante esta situación Trautwein dejó en manos de Oskar Sala el diseño y construcción del nuevo Trautonium, desentendiéndose a partir de entonces casi por completo de su propia creación. Por vez primera Sala se encontraba ante el reto de materializar todas sus ideas sobre un instrumento electrónico.

El Rundfunktrautonium (Radio-Trautonium), de 1935 fue ese primer instrumento construido por el joven músico en el laboratorio radiofónico de la Musikhochschule.  Poco después de la salida a la venta del Volkstrautonium, Sala había comenzado a hacerle cambios, incluyendo un segundo control manual y añadiendo nuevos bancos de filtros y un segundo pedal de control. Este hecho contó con la desaprobación de Trautwein, que consideraba que la inclusión de continuas novedades y mejoras en el instrumento perjudicaría la venta de Volkstrautoniums. No obstante, el fin de la producción por parte de Telefunken zanjó la polémica entre ambos.

La innovación más importante del Rundfunktrautonium, fue la inclusión de dos tubos Thyratron RK 1, en lugar del único con el que se había equipado al Volkstrautonium. Gracias al circuito patentado por Trautwein en 1934, Sala pudo obtener los primeros rudimentos de tonos subarmónicos gracias a los experimentos realizados en la sincronización de ambas válvulas de vacío, no obstante, los resultados musicales no fueron satisfactorios, dado que implicaban que cada subarmónico se tenía que ajustar individualmente y si se cambiaba de clave había que volver a ajustarlo, lo cual era impracticable en un contexto de directo, por tanto se desechó la idea de seguir en esa dirección.

La inclusión del segundo control manual sensible a la presión junto al segundo tubo permitieron la duofonía y por consiguiente la interpretación con ambas manos, que llevó a que Sala emplazara un segundo pedal. Es interesante resaltar el importante papel que jugaba cada pedal, que se dedicaba de manera independiente a cada control manual. Con el movimiento hacia delante y hacia atrás del pedal se controlaba el volumen, mientras que el movimiento lateral del pie permitía controlar por medio de una serie de interruptores el rápido cambio de octava durante la interpretación, aunque también se podían variar determinadas cualidades tonales previamente prefijadas.

En agosto de 1935 Paul Hindemith escribió la primera pieza para el nuevo Rundfunktrautonium bajo el título de Langsame Stück und Rondo für Trautonium, que Sala grabó de manera privada en formato fonográfico shellac para entregarle como regalo al compositor el día 16 de noviembre de 1935 durante la celebración de su cuarenta cumpleaños. Durante muchos años se creyó que dicha pieza se había perdido en la guerra, dado que nadie conservaba su partitura y gracias a esa grabación, encontrada entre las pertenencias de Hindemith tras su muerte, Oskar Sala la pudo reconstruir en 1985 e incluirla en su álbum Subharmonische Mixturen (1997).

Desgraciadamente durante los años del nazismo Sala se vio obligado a prescindir en sus actuaciones de las partituras que había escrito Hindemith para el Trautonium, al tratarse de un compositor proscrito por las autoridades nazis y más tras verse obligado a exiliarse en 1938, primero a Suiza y dos años después a los Estados Unidos. En este sentido, Sala basó su repertorio para el nuevo instrumento en célebres piezas clásicas, en algunas propias y en composiciones creadas ex profeso como A Konzert für Trautonium und Orchester (1936), de su amigo, el compositor Harald Genzmer, que había reconocido las grandes posibilidades tonales que se abrían con el Rundfunktrautonium.

Con el Rundfunktrautonium Sala alcanzó tal nivel de maestría interpretativa que fue incluso capaz de ejecutar varios de los 24 Capricci Op. 1 de Niccolò Paganini, piezas concebidas para violín solo, que están consideradas entre las más complejas jamás escritas para dicho instrumento.

lunes, 31 de octubre de 2011

Oskar Sala. El último artesano (I).

Oskar Sala ante una fotografía del Mixturtrautonium, un instrumento electrónico único originalmente desarrollado por Friedrich Trautwein
Oskar Sala en 1995 sentado ante una fotografía del
instrumento que significó el trabajo de toda una vida; el
Mixturtrautonium de 1952. Foto: Deutsches Museum.
Con esta entrada da comienzo una serie de cuatro entregas dedicada a trazar la trayectoria musical del irrepetible músico y pionero electrónico alemán Oskar Sala y del instrumento al que dedicó su vida: el Trautonium. El texto presentado aquí es una versión revisada y ampliada de la biografía que apareció publicada en la sección "Audionautas de Ayer" correspondiente al número 24 de la revista Margen del invierno/primavera de 2002.

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L
a vida y obra de Oskar Sala se puede definir con dos palabras: dedicación e independencia. Sala fue un artista que dedicó setenta años de su vida a trabajar con un instrumento, el Trautonium -y el posterior Mixturtrautonium-, desarrollándolo hasta el punto de convertirlo en el más capaz y expresivo instrumento electrónico de su tiempo. También fue un creador que siguió su propio camino guardando celosamente sus conocimientos y su arte, permaneciendo totalmente al margen de las vanguardias "oficiales", y por consiguiente, siendo relegado a un relativo olvido.

Hasta su fallecimiento en 2002, Oskar Sala fue el último vínculo de unión con toda una generación de pioneros anteriores a la Segunda Guerra Mundial; una época en la que la música electrónica no existía como género, y en la que instrumentos como el Ondes Martenot, el Theremin o el propio Trautonium eran vistos por la sociedad de su tiempo como aparatos futuristas sólo al alcance de unos pocos o excentricidades surgidas de la mente de “científicos locos". Pasó un cierto tiempo hasta que esos instrumentos comenzaron a ser asimilados y entraron a formar parte de orquestas, a utilizarse como instrumentos solistas o a llegar al gran público a través de la radio o el cine. Gracias al infatigable trabajo de creadores como Sala hoy podemos conocer cómo era la protohistoria de la música electrónica.