lunes, 4 de octubre de 2010

Raymond Scott. Manhattan Research Inc.

Raymond Scott, Manhattan Research
Raymond Scott, un pionero en el uso de 
la música electrónica en la publicidad.
La historia de la música electrónica no ha dejado de sorprender a propios y extraños en los últimos años. Muchos críticos sitúan el inicio del éxito comercial de la música electrónica durante los años 70, con la popularización de los primeros modelos de sintetizador a precios asequibles. En ese período Brian Eno supuestamente "inventó" el ambient, decenas de músicos publicitarios comenzaron a utilizar instrumentos electrónicos, y no fueron pocos los compositores de bandas sonoras  de cine y televisión que incorporaron a sus partituras sonoridades sintéticas. En muchos de estos casos y generalmente por desconocimiento, no dudaron en autoerigirse como pioneros.

No obstante, ya en los años 50 había un músico que se había adelantado en al menos veinte años a muchos de los "hallazgos" que algunos creyeron descubrir en los 70. Ese músico, en 1949 ya tenía unas ideas clarividentes al respecto de cómo sería la música del futuro: "Tal vez dentro de cien años, la ciencia perfeccionará un proceso de transferencia del pensamiento del compositor al oyente. El compositor se sentará en el escenario y simplemente pensará en su concepción idealizada de su música. En lugar de las actuales grabaciones musicales, las grabaciones transportarán las ondas cerebrales del compositor directamente a la mente del oyente". 

Ese músico de ideas tan revolucionarias no era otro que Raymond Scott (1908-1994). Nacido en Brooklyn, Nueva York, con el nombre de Harry Warnow, estudió piano, teoría y composición en la prestigiosa Juilliard School Of Music. En los años 30 y 40 y ya usando el nombre artístico de Raymond Scott, dirigió varias orquestas de 'swing' con un enorme éxito popular, en las que interpretaba sus propias composiciones -Powerhouse, Twilight In Turkey o The Toy Trumpet son algunas de las más conocidas-. En 1946 fundó Manhattan Research Inc., su excéntrica firma "para diseñar y fabricar dispositivos y sistemas de música electrónica", casi de uso privado, y más adelante también de producción musical en publicidad y bandas sonoras para cine y televisión.

Raymond Scott en su estudio de Farmingdale en 1967.
El contenido de Manhattan Research Inc. (Basta Audio/Visuals, 2000), es por encima de todo una recopilación de los trabajos más sobresalientes de Raymond Scott como músico para el medio televisivo durante las décadas de los años 50 y 60. No obstante, no se trata de la típica recopilación al uso, sino de un completo trabajo de documentación presentado en un excelente libro-disco de 144 páginas, que incluye entrevistas a los pioneros Robert Moog y Herb Deutsch, artículos glosando la figura de Scott, abundantes fotografías, recortes de prensa, anuncios de la época, así como unas completas explicaciones sobre el origen y características de cada una de las 69 piezas que incluye el doble CD.

En el apartado puramente sonoro, nos encontramos ante uno de esos álbumes que hacen que nos planteemos si la historia de la música electrónica no es fruto de una gran conspiración. Scott raras veces aparece citado como un pionero a tener en cuenta en varios de los libros de referencia, algo que afortunadamente está cambiando. Sin embargo, tanto a nivel musical como por los instrumentos que creó, con nombres tan curiosos como Bandito The Bongo Artist -una caja de ritmos-, los secuenciadores The Bass Line Generator y Circle Machine, y otros como el teclado monofónico Clavivox o el Electronium -una consola de composición e interpretación instantánea-, nos demuestran que el lugar anecdótico que a menudo ocupa Scott en la historia de la música electrónica se debe al desconocimiento existente y a una alarmante falta de visión histórica.

En este doble álbum (o casi mejor libro-cd doble), se encuentran músicas publicitarias de productos tan variados como bebidas gaseosas ("Sprite: Mellonball Bounce"), detergentes ("Vim"), o pastillas para la garganta ("Vicks: Formula 44"), de empresas de servicios, como una compañía de taxis ("The Pigmy Taxi Corporation"), de gas y electricidad ("Baltimore Gas And Electric Co."), con sus diálogos y eslóganes, también apabullantes temas de demostración de algunos de los aparatos ya comentados como "The Bass-Line Generator", "The Toy Trumpet", "The Rhythm Modulator" o "Bandito The Bongo Artist". Tampoco faltan fragmentos de bandas sonoras como "Space Mystery", un film que ilustraba el pabellón de General Motors en la World Fair de Nueva York de 1964, o "Ripples" de un cortometraje de Jim Henson, el creador de los Teleñecos y Barrio Sésamo.
 
También se encuentran temas tan deliciosos como el breve "In The Hall Of The Mountain Queen" con una juguetona melodía infantil, las dos versiones de "Portofino", que parece una nana con cierto toque latino (¿a nadie le recuerda a 'The Last Rumba' de
Jean Michel Jarre?), o "Cindy Electronium", un alarde secuencial para un tema creado en 1960. Otras piezas fuertemente experimentales son "The Wild Piece" creada con el Electronium, en donde las secuencias aleatorias llevan el peso del tema, o "Take Me To Your Violin Teacher", similar en concepto a la anterior, y que muestran bien a las claras la diversidad de registros en los que se movía Scott.


Por último, cabe destacar que de la calidad sonora que atesora el álbum da fe el hecho de que las grabaciones originales de Scott estaban realizadas con tal grado de meticulosidad, que los productores de esta antología, Gert Jan-Blom y Jeff Winner, apenas tuvieron que realizar correcciones al audio de las mismas durante el proceso de masterización, a pesar de tener más de 40 años de antigüedad en algunos casos.

En definitiva, nos encontramos ante un doble álbum (y el magnífico libro que lo acompaña,) especialmente recomendado para todos aquellos arqueólogos de los orígenes de la música electrónica popular, de la historia no contada.

4 comentarios:

  1. Interesantísimo análisis el que haces.

    Este artefacto lo compré una de esas tardes de "compras compulsivas" sin tener ni la más remota idea de quién era este señor. Me entró por la vista y tuve la sensación de que estaba ante un importante descubrimiento. Sin duda, así fue.

    Ve a saber como se hubiera escrito la historia de la música electrónica popular si Scott no hubiera sido tan paranoico y hermético con su trabajo.

    Gracias por esta gran entrada.

    Salu2!

    ResponderEliminar
  2. Hola Elektroid y gracias!!!

    Pues sí, yo también compré este disco como una pieza de arqueología sonora hace como ocho o nueve años. En aquel entonces me dejó literalmente flipado que ya hubiera habido alguien en los años 50 que hacía música electrónica con semejante nivel de maestría y complejidad.
    Lo que dices del hermetismo, suele ser una constante de muchos músicos e inventores: Scott, Oskar Sala, Jörg Mager, Don Buchla, Hugh Le Caine y seguro que me dejo muchos más en el tintero. Después en cambio ha habido otros como Robert Moog que han sido todo lo contrario y han divulgado sus invenciones a los cuatro vientos.
    Scott está claro que lo intentó con su firma Manhattan Research, pero lo suyo fue como aparecer en el mundo antes de tiempo. Probablemente sus contemporáneos no estaban preparados para su música y sus inventos. En muchos casos pienso que tiene que ver con el carácter de cada uno. En el caso de Scott daba la impresión de que la música electrónica era algo así como el hobby de un excéntrico, una especie de Howard Hughes de la música electrónica.

    Un saludo

    Pablo/Audionaut

    ResponderEliminar
  3. No olvidare este nombre.. fantástica música, parece increíble que este sonido ya se hiciera en los años 50 (o antes), el tema de portifino me parece genial... buscare esta recopilación, sin duda. Gracias de nuevo!

    Jordi

    ResponderEliminar
  4. Hola Canterell!!!

    Te puedo asegurar que no te arrepentirás. El disco es fantástico, y sólo cubre las décadas de los 50 y 60. Desde la página web de Raymond Scott llevan anunciando un segundo volumen de música electrónica de Scott, que nunca termina de concretarse, que cubriría todos los 70 y parte de los 80 (creo que Scott se retiró en 1985, si no recuerdo mal). Me imagino que reunir la documentación para realizar un producto tan cuidado como Manhtattan Research debe requerir su tiempo.
    Te recomiendo que busques en Youtube o por "otros métodos" y verás que Portofino es sólo un pequeñísimo ejemplo de lo que era capaz este hombre.
    Tengo previsto, aunque todavía no me he puesto a ello, comentar más adelante los discos Smoothing Sound For Baby, una trilogía deliciosa de ambient antes del "ambient" para apaciguar a los bebés, que hizo Scott en 1964.
    En cualquier caso, si queréis estar informados de algunas cosillas interesantes que no aparecen en la web, os recomiendo que os paséis por la página de Facebook o la de Twitter si tenéis cuenta. En ambas hablo del DVD Deconstructing Dad realizado por Stan Warnow hijo de Raymond Scott y que ya me he comprado online. Aunque el documental lleva al menos un año exhibiéndose por festivales de todo el mundo (y todavía sigue), se ve que la gente pedía a gritos el DVD. En cuanto lo tenga y lo diseccione, también habrá una crítica del mismo en Audionautas.

    Un saludo

    Pablo/Audionaut

    ResponderEliminar