viernes, 6 de mayo de 2016

Zanov. Open Worlds

Portada del quinto álbum del músico electrónico francés Zanov titulado Open Worlds (2016).
Portada de Open Worlds (Zanov Music, 2016), álbum 
del músico electrónico francés Zanov.
Si hace apenas unos años alguien hubiera aventurado que el músico electrónico francés Pierre Salkazanov -más conocido por su nombre artístico de Zanov-, iba a regresar al mundo de la música tras varias décadas ausente, sin duda pocos hubiéramos hecho el más mínimo caso a semejante vaticinio.

Lo cierto es que Zanov inesperadamente volvió y convenció a propios y extraños con su álbum Virtual Future (Zanov Music, 2014), un trabajo que devolvía a la vida su álbum inacabado de mediados de los 80 Nous Reprenons Notre Avenir, y que a la postre terminaría por convertirse en una de las sorpresas más agradables de ese año publicadas en el ámbito de la música cósmica.


En el mismo 2014, Zanov comenzó con el proceso de remasterización de los tres álbumes que había publicado en los años 70 y 80, lanzando a través del sello holandés Groove Unlimited el último de ellos, In Course Of Time (1982/2015), por vez primera disponible en disco compacto. Un lanzamiento, el 18 de abril, que coincidió con la celebración del festival de música electrónica holandés E-Day 2015 en la localidad de Oirschot, y que contaría con la presencia promocional del propio músico con una entrevista sobre el escenario del 
Sociaal Cultureel Center De Enck conducida por el organizador del evento, Ron Boots, además de la firma de ejemplares del CD ante decenas de seguidores.

Sin embargo, Zanov no había regresado sólo con la intención de reeditar antiguo material o rememorar viejos tiempos, sino que sentía la imperiosa necesidad de dar rienda suelta a una creatividad tanto tiempo contenida, y entre sus planes inmediatos se encontraba la creación de un nuevo álbum que demostrara su firme compromiso de dar continuidad a la senda musical emprendida a mediados de los años 70.

El músico electrónico francés Zanov trabajando en su quinto álbum Open Worlds (2016) en noviembre de 2015.
Zanov en noviembre de 2015 durante la etapa final de la grabación del álbum
Open Worlds 
en su estudio privado de L'Isle d'Abeau (Francia). 
Foto: Archivo privado de Pierre Salkazanov.
A la hora de encarar este nuevo proyecto discográfico, el artista francés estableció un marco de trabajo y definió una serie de objetivos. En primer lugar, y aunque todavía conserva grabaciones de varias composiciones inéditas en su archivo privado que se remontan a su primera etapa musical, decidió comenzar las piezas desde cero, sin ninguna clase de concepto predefinido, con la salvedad de que en esta ocasión en lugar de apostar por los largos desarrollos, su intención era crear temas más cortos sin conexión aparente entre sí, basados íntegramente en nuevas ideas, sonidos y melodías, así como en nuevas estructuras compositivas dentro de un conjunto cohesionado que lo hicieran reconocible al instante como un obra musical de Zanov.

Partiendo de esos principios, el músico francés debía ser capaz de aglutinar todas esas ideas sonoras y darles una forma coherente, dedicando especial atención a su combinación y evolución para que pudieran encajar en un todo armónico que estuviera supeditado a los sentimientos y emociones que el artista pretendía expresar. 
De este modo, el proyecto inició su recorrido en marzo de 2015 en el estudio privado de Zanov en L'Isle d'Abeau y se prolongaría -en un dilatado proceso de maduración y especial atención por el detalle-, hasta el mes de diciembre del mismo año

El álbum fue grabado y mezclado por el propio músico en Avid Pro-Tools con sólo dos instrumentos; el sintetizador/workstation 'virtual analogArturia Origin Keyboard, ya usado por el artista para completar su obra previa, Virtual Future, al que se sumó el Access Virus TI2 Keyboard, un potente y versátil sintetizador DSP que el músico adquirió poco después de iniciar el proyecto, en el mismo mes de marzo de 2015, y que se adaptaba a los requerimientos que exigía su método de trabajo con sintetizadores: "Mi técnica no ha cambiado mucho para la grabación. Mientras trato de establecer varias conexiones entre los sonidos en diferentes escalas de tiempo, empiezo construyendo un complejo 'patch' multitímbrico en el Origin y otro 'patch' relacionado en el Virus, ambos sincronizados por medio de MIDI click. Con ese material toco en directo la pista completa, tanto como es posible, manipulando los potenciómetros para hacer evolucionar los sonidos a lo largo del tema y reflejar mis emociones usando el Origin y el Virus al mismo tiempo. En esta etapa pueden coexistir de 8 a 16 sonidos a la vez. Grabo esa sesión en directo con Pro-Tools todas las veces que haga falta hasta que quedo satisfecho. Después de eso grabo entre 6 y 12 pistas adicionales con Pro-Tools sólo con el Origin o sólo con el Virus".

Zanov con los sintetizadores Access Virus TI2 y Arturia Origin Keyboard utilizados durante la grabación del álbum Open Worlds (2016).
Zanov trabajando en su estudio privado de L'Isle d'Abeau (Francia).
Foto: Archivo privado de Pierre Salkazanov.
El artista profundiza todavía más en los aspectos técnicos de la grabación: "Aunque son muy potentes, a menudo alcanzo los límites tanto del Origin como del Virus debido a su carga DSP y tengo que encontrar optimizaciones y soluciones para hacer lo que deseo. Desde un punto de vista creativo, el Virus y el Origin son muy complementarios para mí. Con el Origin puedo crear cualquier configuración de sintetizador modular de tipo analógico con la interfaz gráfica e interactuar con los potenciómetros para cambiar los parámetros. Con cuatro salidas por programa y cuatro programas por 'multi', me permite tener hasta dieciséis elementos sonoros al mismo tiempo. El secuenciador también es muy potente y se puede combinar con el arpegiador, lo que me permite construir secuencias evolutivas. Con el Virus TI2, puedo crear fácilmente sonidos mucho más ricos gracias a los osciladores de tabla de ondas ('wavetable'), y de tabla de formante. Además de algunos controles de señal incorporados entre los elementos de procesamiento sonoro, tiene 8 'slots' matriciales; cada 'slot' permite conectar uno entre 128 parámetros de salida hasta tres entre 128 entradas, lo cual aporta muchísimas posibilidades para modelar y hacer evolucionar los sonidos".

La grabación de las partes principales de una pieza determinada le llevaba a Zanov entre una y dos semanas, pero completar los temas supondría el esfuerzo de varios meses, especialmente en lo que respecta al proceso de mezcla -que es parte integral e indivisible del proceso de creación en música electrónica-, bajo distintas condiciones de audición que darían lugar a numerosos cambios y variaciones, incluso añadiendo sonidos muy cortos, casi imperceptibles, con el objetivo de realzar el resultado final.

El proyecto del nuevo álbum comenzó a gestarse sin un nombre específico, incluso los distintos temas no surgieron de una idea previa o una temática preestablecida, sino que durante la grabación se identificaba cada uno de ellos mediante un código alfanumérico elegido al azar por el músico. Al finalizar el proceso de mezcla, a medida que el artista revisaba y titulaba cada tema, le surgió el nombre de Open Worlds, que es una mera abstracción que alude a un viaje por nueve mundos puramente imaginarios que vendrían representados por los nueve cortes que componen el álbum.

Por último, del proceso de masterización se ocuparía el músico electrónico, diseñador sonoro e ingeniero de sonido francés Olivier Briand. Por su parte el trabajo artístico de portada supondría un esfuerzo de tres semanas realizado por el diseñador gráfico SLip en estrecha colaboración con Zanov con el fin de materializar a la perfección las ideas del compositor. Así, con el 6 de mayo de 2016 como fecha elegida para el lanzamiento oficial de su quinto álbum en solitario, Open Worlds supone el primer trabajo de Zanov que incluye material completamente nuevo en más de tres décadas.

Los 46 minutos de Open Worlds dan comienzo con "Electric Dust Field" (4'10"), la única pieza del CD creada exclusivamente con el Arturia Origin Keyboard. Un tema en el que subyacen algunas de las constantes del álbum como es un vibrante pulso eléctrico jugando continuamente con el campo estéreo en el que suceden toda clase de cambiantes eventos sonoros, efectos y elementos percusivos. La base del tema es de estructura secuencial -pero alejada de los clichés del sonido de la "Escuela de Berlín"-, en la que Zanov busca de manera premeditada los arpegios y los polirritmos en continua evolución. Y por último está presente una exploración armónica tendente hacia las melodías enigmáticas de carácter cósmico y muy ricas tímbricamente.


Una futurista variación de una flauta shakuhachi abre con una misteriosa melodía el tema "Next Trip" (5'30"), que se desenvuelve por ambientes cósmicos mayestáticos y reverberantes de ritmo pausado, y cuyo leitmotiv deambula por senderos que además de misterio denotan melancolía, todo ello dentro de un conjunto en el que los arpegios entretejen un complejo y variable marco armónico. Asimismo la exuberancia tímbrica a lo largo de la pieza refleja una de las constantes que se mantendrán a lo largo de todo álbum.

Los omnipresentes arpegios dan inicio a "Magical Area" (5'53"), configurando un ensoñador vals electrónico que puede recordar lejanamente a algunos temas de dos coetáneos de Zanov en los años 70 como fueron Richard Vimal y Didier Bocquet ("Like Magic"). El uso de sonidos similares a campanas tanto en la melodía como en varios de los arpegios, así como el uso de efectos de 'delay', le dan un carácter flotante, paisajista, mágico, tal y como refleja su título, dando lugar a una de las piezas más ensoñadoras y etéreas del CD. 


Con el cuarto tema, "Strange World" (6'49"), los arpegios pasan a un plano más discreto en detrimento de una melodía de ecos cósmicos y ritmo marcial reforzado por la percusión, y los ambientes en una pieza de tintes trágicos, sombríos, amenazadores, que puede inspirar tristeza, desazón, incertidumbre, pesimismo. Emociones diversas reflejo del mundo imaginario de su autor, pero que durante su escucha no podemos dejar de vincular con imágenes de cualquiera de las injusticias que se producen a diario en el mundo en el que vivimos. Un tema que en su desarrollo final pugna por salir de ese clima de pesadumbre hacia ambientes más aperturistas.


Tal vez el tema menos inspirado del álbum sea el quinto, "Robot Valley" (4'17"), impecable desde el punto de vista de la concepción sonora, pero al que quizá su carácter más ambiental y su sinuosa pero simple melodía de flauta de tonalidades pseudo-egipcias -¿una alusión en el título al Valle de los Reyes, tal vez?-, se vuelve repetitiva, lo que unido a su escaso desarrollo, le resta un ápice de interés dentro del conjunto.

Zanov sentado ante su equipo musical con el que ha realizado el álbum Open Worlds (2016).
Zanov posando en su estudio privado de L'Isle d'Abeau (Francia), 2016.
Foto: Archivo privado de Pierre Salkazanov.
La vuelta a las estructuras arpegiadas en primer plano viene representada por "Signal From Diamond Desert" (4'17"), tema elegido por Zanov para lanzar la promoción del álbum con un videoclip. En éste la melodía asoma más tímidamente y el carácter cósmico se apodera del conjunto desde el principio en oleadas de arpegios sobre los que sobrevuelan arranques secuenciales y sonidos maquinales reforzados por ligeros acentos percusivos

Los arpegios también dan entrada a la séptima pieza, "Vital Obscurity" (4'27"), y asumen el papel estelar en un tema de naturaleza cósmica, en el que la cautivadora melodía y las múltiples capas de arpegios fluyen en armonía dando como resultado una de las composiciones más bellas del álbum.

Por su parte, "Last Secret Time" (4'35"), es quizá el tema más ecléctico, una pieza que se inicia en clave de himno, acompañada de unos redobles percusivos marciales, pero que presenta una ruptura con un segundo motivo melódico, casi un 'blues' que por extraño que parezca se adapta perfectamente al contexto de la pieza y que puede traer a la memoria de los más versados, recursos expresivos en la onda de la electrónica progresiva usados por músicos como Larry Fast en su proyecto Synergy, o por teclistas como Rick Wakeman o Keith Emerson en algunos de sus trabajos en solitario o de grupo.   

Open Worlds se cierra con "Remote Impact" (6'04"), la pieza más memorable del álbum, la más abiertamente secuencial y cercana a la tradición de la 'Berliner Schule', pero al mismo tiempo la que presenta un mayor equilibrio entre su soberbio y sencillo motivo melódico y su paisaje cósmico perfectamente estructurado de arpegios y secuencias evolutivas que se suceden en oleadas con precisión milimétrica. Todo unido da lugar a uno de los mejores temas cósmicos de los últimos años, un trabajo de orfebrería sonora de una belleza cautivadora y el colofón perfecto para el álbum.

En la música de Zanov existe una característica que la convierte en intrínsecamente interesante para el oyente activo y es que el sonido nunca suena plano, estático, mecanizado o sin alma, sino que se agita nervioso, se bifurca, se entrevera exuberante en una invisible sucesión de palpitaciones eléctricas casi palpables en el ambiente, que dotan a su música de un carácter multidimensional. Esto es consecuencia del interés del músico por el detalle, la minuciosidad casi obsesiva por el tratamiento del sonido, un aspecto que suscita en el oyente el descubrimiento de nuevos matices a medida que se adentra en sucesivas audiciones.

A todas luces Open Worlds es un trabajo más complejo e intrincado desde el punto de vista sonoro y de composición que Virtual Future. Si aquel suponía un viaje musical hacia las fronteras del cosmos en el que los ambientes predominaban sobre las melodías, Open Worlds es justo al contrario; sin dejar de apuntar recurrentes elementos cósmicos, el álbum se revela como más terrenal. Muy equilibrado, por un lado, en el plano de las estructuras arpegiadas y secuencias, y por otro con motivos melódicos en apariencia simples pero muy acertadamente integrados en la arquitectura sonora erigida por el músico, unas estructuras que se debaten entre lo cerebral de su concepción y lo emotivo de su materialización.

Open Worlds es un álbum excelente, muy cohesionado a todos los niveles, con un trabajo de producción exquisito que reafirma las buenas sensaciones que dejó en su momento Virtual Future (Zanov Music, 2014). Una obra que por encima de todo pone de relieve el talento de Zanov como un músico por medio de un estilo muy personal e identificativo, una cualidad de la que no pueden alardear muchos artistas que se mueven en el ámbito de la música electrónica cósmica. Es por todo ello que Zanov merece ser reconocido y valorado -incluso reivindicado-, no como una vieja gloria, sino como un creador con una identidad musical definida, que todavía atesora mucha música en su interior.

4 comentarios: